Esta tarde hemos estado en una gran superficie dedicada al deporte con el fin de adquirir unas zapatillas de trail. Las opciones son muchas, dependiendo de infinidad de factores: frecuencia de entrenamiento, superficie de desarrollo, sistema de sujección del pie, entre otros. Pero el factor indiscutible y de actualidad es si eres pronador o supinador.

Como profesionales de la salud, consideramos el correcto diagnóstico en un deportista como algo indispensable, tanto como un buen entrenamiento. Pero no es un concepto que deba tomarse a la ligera, como si se tratara de definir el que es zurdo o diestro. Cuando definimos a un paciente-deportista como pronador, por poner un ejemplo, no nos basamos en un diagnóstico sacado de unos valores estándar en función de cómo pisa. Se trata de un concepto unido a otros muchos signos que observamos en el paciente, desde los pies hasta la cabeza. Dismetrías, desviaciones a nivel de caderas y rodillas, ejes de ataque al suelo en las distintas articulaciones de pie y tobillo, entre otros. Todos estos factores deben ser estudiados de forma minuciosa para definir a un paciente.

Una vez valoramos si ese paciente es pronador, supinador o neutro, llega el momento de analizar si una zapatilla con materiales más densos o amortiguadores en una zona determinada, puede ayudar a una mejor progresión de la pisada durante el gesto deportivo. En muchos casos, es suficiente con un calzado adecuado, pero en la mayoría de los casos, debemos añadir un soporte plantar hecho a medida para mitigar posibles lesiones derivadas de la morfología propia del individuo.

En definitiva, si eres deportista y necesitas cambiar de zapatillas, es conveniente que acudas a un profesional de la salud especializado en estudios biomecánicos y deporte para evitar que te salga cara la jugada.

Cristina Martínez Boix. Podóloga.


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